A la hora de renovar la cocina, una pregunta frecuentes es: ¿qué es mejor, vitrocerámica o inducción? No te preocupes, es totalmente normal tener dudas, ya que son dos sistemas de cocción parecidos a simple vista. Pero, en realidad, tienen grandes diferencias. Aquí te mostramos los pros y contras de elegir una opción u otra.
¿Qué es mejor, vitrocerámica o inducción?
Todo sobre la vitrocerámica
La vitrocerámica es un sistema de cocción que se basa en el uso de la electricidad para funcionar. Debajo de los fuegos hay unas resistencias eléctricas que son las encargadas de calentar el cristal. Y el cristal, que en realidad es cerámica vitrificada, es el que calienta el recipiente que se coloca encima.
Ventajas
- La vitrocerámica es más económica en comparación con la placa de inducción.
- Es fácil de limpiar: solo necesitas un limpiador y una bayeta y en menos de 3 minutos estará perfectamente limpia.
- En comparación con una cocina de gas, es estéticamente más atractiva y su instalación es mucho más sencilla.
- Es posible programar su apagado, por lo que si necesitas hacer un plato que necesite mucho tiempo de cocción, pero que no requiera supervisión, podrás programarlo y olvidarte.
- Es posible calentar de manera progresiva. Algunos alimentos requieren fuego lento o una cocción poco a poco.
- Conserva el calor una vez apagado. Lo que puede ser una ventaja, ya que permite que se acabe de cocinar sin tener el fuego encendido.
Inconvenientes
- Su consumo eléctrico es elevado en comparación con la inducción.
- Se raya con facilidad, por lo que debes tener cuidado con los productos que usas para su limpieza y también con las ollas y sartenes.
- Se calienta mucho más despacio que la inducción.
- El cristal se calienta mucho y te puedes quemar.
- No se enfría al momento, sino que mantiene el calor residual. Esto puede jugar en tu contra si dejas un plato ya terminado encima del fuego apagado.
Todo sobre la placa de inducción
La placa de inducción tiene un aspecto muy similar al de una vitrocerámica, pero con un funcionamiento muy diferente. En este caso, debajo del cristal hay unos electroimanes que crean un campo magnético, el cual estimula el recipiente que se coloca encima y este se consigue calentar. Si no se coloca ningún recipiente, el electroimán no creará ningún campo magnético.
Ventajas
- Su principal y gran ventaja sobre cualquier tipo de sistema de cocción es la rapidez con la que calienta. Es el doble de rápida, o más, que una vitrocerámica.
- El consumo energético es mucho menor en comparación con una vitrocerámica. Aunque es más rápida, consume la mitad de energía para calentar el mismo recipiente (igual ocurre con otras tecnologías aplicadas al hogar, como las luces LED con respecto a la iluminación tradicional).
- No tiene pérdida de calor, ya que no se activa hasta que el usuario coloque un recipiente apto encima del fuego encendido.
- Cuenta con programas extra. Hay un programa que calienta aún más rápido, normalmente llamado Booster, o un programa que controla la temperatura del aceite para evitar que se quemen los alimentos.
- Es más segura, ya que el cristal apenas se calienta. No está frío del todo, pero el calor que emite es poco comparado con la vitrocerámica.
- Son fáciles de limpiar, al igual que la vitro. Pero tiene la ventaja de que si cae algún alimento o líquido al fuego, no se quema y podrás retirarlo más sencillamente.
Inconvenientes
- El precio de compra es mayor en comparación con una vitro. No obstante, cabe mencionar que la amortización es considerable ya que la inducción consume la mitad que la vitrocerámica.
- En este caso también necesitarás recipientes que funcionen de manera específica en este tipo de sistema de cocción. La buena noticia es que puedes aprovechar a renovar tu batería de cocina.
- La manera de cocinar cambia un poco, sobre todo al principio. Se calienta tan rápido que hay que aprender a ajustar la temperatura.
Saber qué es mejor, vitrocerámica o inducción sigue siendo un gran misterio a día de hoy, básicamente porque el gusto del consumidor es la clave. Las dos opciones tienen sus ventajas y sus inconvenientes, por lo que si quieres decidirte por uno de los dos sistemas, tendrás que valorarlas y decidir cuál se adapta mejor a ti y a tu forma de cocinar.